Es una historia cualquiera, pero cuyo final no se ha escrito nunca porque no se conoce y no quiero conocer…todavía. Es una historia como otra, cuyo principio es como cualquier otro, cuyo intermedio se puede descifrar sin mucho pensarlo, pero provoca hablarlo y comentarlo con todos.
Escribiré mi vida como la siento, no como la vivo. Escribiré mi historia, que es compartida y que no sólo es mía, escribiré mi autobiografía como otro autor no lo había pensado.
Empezaré explicando el motivo de este escrito: la soledad, sí, la soledad. He vivido poco, pero lo poco que he vivido, me ha hecho comprender que la soledad siempre nos atemoriza, siempre hace que tratemos de superarla, pero a pesar de todo, nadie sabe como hacerlo, y nadie sabe como hacer para no sentirla en algún momento de la vida.
Yo la he sentido, y he caído en su red de tristeza, de temor, de agonía. Pero he crecido, he madurado lo que he tenido que madurar, porque no he madurado completamente, y en mi parecer, el ser humano nunca logra hacerlo por completo…nunca, y he tratado que esa soledad no me acose como antes, y adivinen: no lo ha hecho.
Soy sincera, no había tenido tiempo de escribir este relato, relato que empezó años atrás, ya que siempre he querido escribir una autobiografía. Pero también reconozco que escribir mi vida es un tanto complicada, y que a pesar de ser muy centrada tengo una amplia imaginación que, sinceramente, nunca he querido ocultar.
Hoy, escribo aquella historia que me marca constantemente, aquella historia que por ahora no tiene fin, aquella historia donde se marcan mis memorias, recuerdos y sueños, aquella historia que sólo una persona conoce, aquella historia donde marcan etapas, y donde cada etapa viene definida por una persona que hoy vive dentro de mi, donde mis metas y expectativas han evolucionado de una manera impresionante e impredecible, hoy, escribo una historia que no es original pero si única, escribo esta historia para que aquellos que no me conocen aprendan acerca de mí, y para que aquellas personas que me conocen, reconozcan que mi imaginación a batallado con cada etapa y que mis fuentes de inspiración me ha brindado algo más que una simple ilusión, me han brindado…las ganas de seguir viviendo.
sábado, 3 de julio de 2010
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